Dentro de pocos días se cumplirán ocho años del derrumbe por explosión de roca en la mina San José, que atrapó a 33 mineros a unos 700 metros de profundidad, y que culminó en octubre con un innovador y exitoso rescate.
Un hecho que, a fin de cuentas, evitó sumar esas vidas al triste récord de ese año, inédito en una década: 45 trabajadores fallecidos en faenas.
Desde esa fecha la situación es diferente, pues las exigencias son muy distintas, asegura el director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Mario Pereira. Luego del accidente de la mina San José se fortaleció Sernageomin, hubo consecuencias, un sumario interno, “se cobraron las cuentas” y enseguida vino un cambio radical en la fiscalización, al que atribuye la caída de 69% en las muertes de mineros entre 2010 y 2017, de 45 a 14. Mientras, este año van ocho casos.
Más seguridad
Además, detalla, se está modificando el reglamento minero con medidas que acentúan la seguridad.
En 2010 había 20 inspectores de faenas y ahora suman 70. Mientras, las fiscalizaciones subieron de 2.586 a casi 11 mil al año.
El ministro de Minería, Baldo Prokurica, destaca que el caso de los 33 mineros de Copiapó “fue una experiencia que marcó a la minería chilena y los resultados están a la vista: ha disminuido la cantidad de accidentes y este sector se ha transformado en una de las actividades más seguras del país”.