El liderazgo dentro de las grandes empresas se ha volcado en los resultados, y es que los cambios que ha sufrido la industria en los últimos años han generado diversas mutaciones en la forma en que se conciben las relaciones dentro de los equipos de trabajo.
Una de las más llamativas es la diferenciación que se aplica actualmente con los ejecutivos de primera línea: gerentes de área, gerentes generales y directores, quienes han tenido que complementar los conocimientos técnicos que demanda el área en que se desempeñan, con el potenciamiento de sus habilidades blandas para poder liderar equipos de trabajo.
Un estudio realizado por Spencer Stuart sobre los liderazgos de altos ejecutivos en Chile y en el cual se sondeó a CEO y gerentes de las industrias minera, financiera, retail , consumo, entre otras, arrojó que el estilo predominante dentro de estos se encuentra orientado solo hacia los resultados, segmento que por definición de la consultora corresponde a quienes “tienden a ser más prácticos y pragmáticos en la toma de decisiones, analizando ventajas y desventajas en las iniciativas o ideas que van a emprender de forma rápida y concreta”. Es decir, se caracterizan por su orientación al logro y no a un estilo de liderazgo enfocado al disfrute, mostrando una nula preferencia por privilegiar actividades que generen satisfacción en el momento por sobre otras cosas del ámbito laboral.
El cambio de paradigma
Si bien siguen existiendo industrias donde los aspectos técnicos ponderan por sobre las competencias de liderazgo (minería y áreas de especialización), la tendencia general en el mercado es que se apunte a un cambio hacia la complementación de ambos aspectos y aptitudes.
Es así como la capacidad de manejar escenarios complejos y cambiantes, de negociar y de comunicarse efectivamente con diferentes grupos, dentro y fuera de la organización, han tomado un rol fundamental como las habilidades más requeridas transversalmente en estos cargos.
Sin embargo, desde Spencer Stuart explican que la fórmula perfecta del estilo indicado para liderar no existe. La capacidad de flexibilizar en función de la cultura de la empresa y de los desafíos que emergen a nivel global es la mejor herramienta para desempeñarse de buena forma y con un rol protagónico.
Fuente: El Mercurio
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