Tal como se había anticipado desde el interior de nuestra consultora meses atrás, en contra de todos los pronósticos de la mayoría de los analistas del mercado, este no ha sido un año auspicioso para la bolsa.
Presionado por una seguidilla de factores internacionales y locales, el índice S&P IPSA languidece al lado de sus pares, con una pérdida de 0,58% frente a la ganancia de 16,21% en las bolsas globales en lo que va del año.
Mirando hacia el futuro, no parece haber mucho más optimismo en cuanto a la cotización del selectivonacional. Así coinciden actualmente las proyecciones de varias instituciones locales y analistas del mercado local esperando que el IPSA termine 2019 entre los 5.500 y los 5.220 puntos. Es decir, que suba entre 2,8% y 8,4% en lo que queda del año.
Además de los factores externos, donde la guerra comercial y las expectativas de política monetaria en Estados Unidos van a seguir influenciando a los mercados financieros a nivel global, desde la rueda nacional prevén que los temas locales también pesarán.
Según el estudio de nuestro Analista Senior de Inversiones, Arturo Curtze, “una proyección relativamente conservadora apunta a una recuperación del IPSA hacia 5350 puntos aproximadamente, pero básicamente como respuesta a un escenario de mayores estímulos económicos, tanto a nivel local como internacional; sin embargo, esto es solo la primera “derivada” de la ecuación, ya que los mayores estímulos económicos se hacen ante el escenario de una recesión de cara al 2020.”
Asimismo explica que la segunda “derivada” de la ecuación nos indicaría que, por más que los bancos centrales aumenten los estímulos, las empresas ganan menos en un escenario recesivo lo que termina por corregir los mercados de renta variable.
¿Qué pasará con el cobre y el dólar?
En cuanto al cobre y el dólar respecta, el consenso es que el protagonista de las cotizaciones será la guerra comercial y se espera que un avance en las negociaciones entre China y Estados Unidos potencie al metal y debilite al billete estadounidense, y que un deterioro en la relación de ambos países cause el efecto contrario.
“Si bien parte de las expectativas del dólar están ancladas en el enfrentamiento comercial entre USA y China, el valor del tipo de cambio debería estar más relacionado con los diferenciales de tasas de interés entre USA y contra la moneda que se este comparando, por lo que en definitiva el valor del tipo de cambio se define en función a las expectativas de crecimiento entre ambos países”, explica Curtze.
Y agrega “Dicho esto, el valor del tipo de cambio dependerá en gran medida de si Estados Unidos entra o no en recesión el próximo año.”
Según lo expuesto por Curtze, en las últimas tres oportunidades que la FED ha bajado su tasa de política monetaria (últimos 20 años), el primer efecto de las moneda local es apreciarse contra el dólar norteamericano , pero luego de +/- 6 meses, la moneda local se debilita.
“Esto se debe a que -en un escenario de recesión- el dólar norteamericano actúa como moneda de refugio dado la gran capacidad de la economía (más que nada de su banco central) de sortear los ciclos económicos mucho mejor que cualquier otro país del mundo (solo para recordar, a la FED le costó poco menos de dos años en sacar a Estados Unidos de la recesión del 2008-2009, sin embargo, la zona Euro nunca lo pudo hacer, al menos llevar a su economía sobre su potencial”.
Con respecto del tipo de cambio, Curtze dice que “un piso estructural se sitúa en +/- $650 lo que es consistente con un precio del cobre entre US$2,65 – 3,0/libra. Sin embargo, si el precio del cobre pierde su piso de US$2,50/libra y la economía norteamericana o global entran en recesión, el rango de $800 no parece tan descabellado”.