Hace una década empresas tecnológicas hacían noticias no sólo por sus novedades y aplicaciones, sino también por aspectos tan cotidianos como sus empleados acudían a trabajar: con jeans, polera y zapatillas. El paradigma dio la vuelta al mundo y reabrió un debate jamás cerrado: ¿cuál es el dress code para ir a trabajar?
Ya sea por comodidad, seguridad o incluso moda, lo cierto que es la tendencia global apunta hacia el fin de la corbata y los tacos altos. Aunque hasta ahora gran parte de los trabajadores del mundo cumple con ir formal a trabajar, la inserción de los zapatos bajos, o incluso las zapatillas, en las oficinas han aumentado y complementan cada vez más los outfit, todo sin llegar a la desprolijidad.
“La vestimenta es relevante porque es la primera impresión y da cuenta del estilo, de la cultura de la organización. Por ejemplo, en instituciones financieras la formalidad es lo que prima, porque da cuenta de seriedad, confianza y estructura, distinto es una agencia de publicidad o una .com donde prima la flexibilidad y la creatividad, donde el terno sería hasta contraproducente”, comenta María Eugenia Bonfanti, socia de LS Consultores.
Agrega que lo mismo pasa en general con las telecomunicaciones y el retail, industrias que tienen que estar abiertas a los cambios en un mercado que constantemente está innovando.
Chile: estilo clásico
Pese a ello, hay otras variables a considerar, como el trabajo de cara al público. “La vestimenta depende mucho si el trabajo es back o front office. Si es frente a público aún hay una línea muy marcada, formal, de uso de corbata, chaqueta y uniforme e incluso con colores institucionales. La banca se mantiene así”, asegura Marcela Jiménez, jefe del área Desarrollo de Personas de Mandomedio, quien añade que en Chile aún existe un estilo muy clásico, pero remotamente se permite andar como quiera.