“Las empresas son un actor más dentro de una comunidad, pero no siempre han reconocido ese rol (…) y las empresas, en un mundo lleno de conflicto, no se pueden desarrollar”. Así analizó la presidenta del círculo de Empresa y Sociedad de Icare, Vivianne Blanlot.
Se trató de un espacio de discusión sobre los resultados que trae a las empresas la implementación de un modelo de negocios de impacto social total (TSI, por sus siglas en inglés) y que busquen minimizar el impacto negativo en su entorno.
El encuentro contó con la participación del presidente de la CPC, Alfonso Swett, entre otros empresarios.
Casos reales
El gerente general de Unilever, Hans Eben, explicó que, en el caso de su firma, se han tomado medidas concretas para comenzar a reducir el impacto y generar una marca sustentable como, por ejemplo, ser carbono-positivo a 2030. “Esto no es pura forma, no es RSE, ni green washing , (…) Es algo que tiene que estar en toda la compañía, en el minuto que tengo una gerencia de sustentabilidad, empieza a competir el proyecto sustentable con el proyecto de mayor productividad”, explicó.
Para Alfonso Swett, “nosotros somos empresas y tenemos un rol económico (…), ese rol es importante, pero necesitamos expandir esa frontera hacia la responsabilidad social”, señaló. Además, el líder gremial admitió que “si nuestros clientes están cambiando, si nuestros colaboradores están cambiando, ¿nosotros no vamos a cambiar? (…) ya no es un tema de voluntad, quienes no lo hagan, lamentablemente, van a terminar siendo desplazados”.