No era lo que esperaba el Gobierno, pero ocurrió. La semana pasada, la agencia de clasificación soberana Moody”s dio un duro golpe a la autoridad al informar que decidió bajar la calificación de riesgo de la deuda soberana de Chile a “A1” desde “Aa3”, y cambió su perspectiva desde negativa a estable.
“La baja de calificación refleja el deterioro gradual, pero amplio, del perfil crediticio de Chile. A pesar de claras evidencias de una mejora en la perspectiva económica y fiscal a corto plazo, Moody”s no prevé que el gobierno soberano recupere la fortaleza crediticia que tuvo en años anteriores”, afirmó la clasificadora en su reporte.
En abril pasado, Moody”s recibió en Estados Unidos al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien les explicó la estrategia fiscal del nuevo gobierno, y el pasado 20 de junio, representantes de la agencia visitaron Teatinos 120. El objetivo planteado por Hacienda es precisamente lo contrario, es decir, que Chile suba su clasificación de riesgo en los próximos cuatro años.
Con este nuevo rating de “A1”, para Moody”s Chile queda a nivel de países como China, República Checa, Estonia, Israel y Japón.
Los factores que impulsaron el ajuste de Moody´s
Según Moody”s, entre los factores que impulsaron el ajuste está que la posición fiscal de Chile se ha deteriorado de forma constante en los últimos años, y la fortaleza del balance general del Gobierno, “ya no resulta lo suficientemente robusta como para compensar las debilidades del perfil crediticio de Chile cuando se lo compara con gobiernos soberanos con una calificación de Aa más alta”. También advierte que “si bien es probable que las métricas de deuda se estabilicen, resulta improbable una reversión del deterioro de las métricas fiscales y de deuda”.
Moody”s estima que el crecimiento de mediano plazo será cerca de 3%, por debajo de la tasa anual de crecimiento de 3,7% prevista para 2018.