Las promesas que partieron cuando Mauricio Macri era aún candidato a la presidencia de Argentina, en estos días pasan una prueba de fuego en el mercado trasandino. La intromisión política en el Banco Central del vecino país, un ajuste fiscal más lento de lo esperado y reformas al mercado de capitales que tardaron en salir serían los principales factores que estarían detrás de la crisis cambiaria, que se hizo visible desde el pasado 25 de abril, y que la semana pasada llegó a un punto álgido, llevando al Mandatario trasandino a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) a solicitar la apertura de una línea de crédito en caso de emergencia.
La medida fue bien tomada por el mercado. Ello, porque el Fondo pedirá a cambio mayor compromiso con el ajuste fiscal, el control de la inflación y la normalización de precios, temas que el gobierno de Macri aún no logra apuntalar. Eso sí, la ayuda del FMI sería a cambio de una mala evaluación ciudadana, porque en Argentina, la sola sigla FMI los hace retrotraerse a la última intervención del Fondo con sede en Washington en el país: el Corralito del 2001.
Uno de los puntos donde el mercado ha hecho más hincapié al gobierno actual tiene que ver con el ajuste fiscal, el control de la inflación y la normalización de los precios. “La madre de todos los problemas para Argentina es que tiene un nivel de déficit fiscal muy alto respecto del Producto. En 2016 fue de 6%, y el gobierno se había comprometido a bajar el déficit primario (antes de intereses de la deuda) a cero al 2020. El año pasado fue de 4%, y el objetivo inicial para el 2018 era tener un 3,2%, pero el mercado consideró que era demasiado gradual para el contexto global en el que estamos parados, y pidieron que fuera más estricto el ajuste; por eso subió la meta de déficit para este año al 2,7%. Creemos que lo va a cumplir, pero el mercado busca un ajuste más rápido. Todavía suena a poco”, dice Salerno.
“Lo que ahora está haciendo el gobierno es pedirles directamente a las empresas que el alza de los precios lo traspase de manera más lenta a los consumidores, y empresas como YPF ya aceptaron. Detrás de eso está el temor de que ante un mayor nivel de precios de productos básicos, el kirchnerismo gane fuerza y vuelva a gobernar, y ese es el mayor temor que tiene el mercado actualmente”, afirma Arias, de Credicorp.
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