La economía de China creció un 6,4% entre enero y marzo respecto del mismo período del año 2018, dato que superó las expectativas del mercado, puesto que los analistas esperaban que el crecimiento se desacelerará levemente a 6,3% en el primer trimestre, lo que no sucedió.
Pero ¿por qué es tan importante este dato económico?
Chile es un país económicamente dependiente de China.
Cerca del 30% de nuestras exportaciones son dirigidas al gigante asiático, por lo tanto conocer esta cifra es clave para saber cómo continúa la historia económica futura para nuestro país y el mundo.
Y al parecer el país lo tiene claro. Pues no es coincidencia que hoy el Presidente Sebastián Piñera inicie una visita a China –a la cual EE.UU. solicitó a Chile no asistir- y que los chilenos evalúen positivamente seguir estrechando los vínculos económicos con el gigante asiático en la última encuesta Plaza Pública de Cadem.
De acuerdo al sondeo, un 51% cree que a Chile le conviene profundizar sus relaciones comerciales con China frente a un 25% que piensa que sería más beneficioso hacerlo con Estados Unidos. Mientras que un 15% respondió que considera que ambas naciones le convendrían por igual económicamente.
Arturo Curtze, Analista Senior del área de Gestión Patrimonial de nuestra consultora, señala que “si bien el primer socio comercial de Chile es China, alrededor de un 70% de las exportaciones a ese país son de cobre, sin embargo, lo que se exporta a Estados Unidos es mucho más diversificado, destacando industria acuícola, agrícola e industrial”.
El contexto: la guerra comercial y su verdadero trasfondo
Con todo, lo cierto es que detrás de cada cifra hay un contexto comercial en alerta, y esta es la guerra comercial, que más allá del concreto aumento de aranceles que impone EE.UU. a China es el verdadero trasfondo de esta guerra: la disputa por la hegemonía económica mundial.
“La guerra comercial está situada en el contexto de la sostenida fortaleza económica china, la creciente influencia internacional y la búsqueda agresiva de los dos países por los avances tecnológicos que definirán su capacidad estratégica y militar en los próximos años. En otras palabras, esta guerra puede considerarse como una escaramuza inicial, bajo el contexto de una compleja y extensa rivalidad como tal, lo que hace imposible predecir un resultado probable en este punto”, señaló Curtze a El Mercurio Inversiones.
Y agrega “Con estas consideraciones, la posibilidad de llegar a un acuerdo está muy lejos, si el propósito de China es el dominio económico, político, tecnológico y, cultural global. Esto, no la guerra comercial, es la verdadera historia”.
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