Si China estornuda, el mundo se resfría. Esto es un hecho.
Sin embargo, y a pesar de que la desaceleración de la economía de este país preocupa al mundo entero, en el mercado existe la sensación de que “la tormenta” ya pasó, y que las medidas que el gobierno chino ha tomado para reavivar la actividad están dando resultados.
Pero ¿En qué se basa el optimismo?
El Índice de Gerentes de Compras (PMI, su sigla en inglés) del sector fabril chino tuvo en marzo su mejor nivel desde junio, al subir a 50,5 puntos desde 49,2 en febrero.
Es un dato relevante para el mayor importador de materias primas del mundo y uno de los grandes consumidores de commodities como el cobre chileno.
Esa alza se suma a un nuevo impulso de la construcción, luego de que el gobierno central pidiera a las administraciones locales acelerar los proyectos de infraestructura.
Sin embargo, el analista de inversiones de nuestra consultora Arturo Curtze, señala que ”si bien los datos de PMI del mes de marzo en China fueron mejor de lo esperado, e incluso sobre 50 – lo que nos indica expansión económica- habría que tomar con cierta cautela estos datos, puesto que por un cambio metodológico en la encuesta Markit (del índice Caixin), donde habría aumentado la participación de empresas de menor tamaño que por lo general paran en Febrero (por las festividades locales), y por lo tanto el dato de marzo incorpora una recuperación que no se puede proyectar hacia adelante del año. En tal sentido, habría que esperar los próximos datos para tener una visión más optimista de la recuperación China”.
Giro fiscal
Una evidencia del mayor gasto de los gobiernos locales es el salto en la emisión de bonos. Según datos conseguidos por Financial Times, en enero y febrero éstos sumaron más de 782 mil millones de yuanes (US$ 116.500 millones), versus 28.500 millones de yuanes en igual período del año pasado.
“Este rebote está impulsado por la política fiscal”, dijo a ese periódico el economista jefe para China de Morgan Stanley, Robin Xing. “Es mejor que los ciclos anteriores, porque no depende de la banca en las sombras. Está más enfocado en una relajación de la política fiscal”.
Ello representa un giro para el gigante asiático, que el año pasado tomó medidas para controlar la deuda privada, lo cual agravó la desaceleración cíclica. Las proyecciones del gobierno apuntan a que el Producto Interno Bruto crezca este año entre 6% (un mínimo de tres décadas) y 6,5%.
Con cautela
Pero los economistas siguen atentos a la posibilidad de que China vuelva a estornudar o, derechamente, se resfríe. Entre las razones para la cautela está el lento crecimiento del crédito y el empeoramiento de las condiciones para las grandes firmas del país.
Otro sector que aún no ve recuperación es la demanda externa, en parte por el conflicto comercial con EEUU. “No hay señales de que se estabilice”, dijo a FT el economista para China del banco de inversión CICC, Charles Yuan. “El mercado esperaba una resolución temporal de la guerra comercial a fines de marzo. No ocurrió”.